viernes, 14 de septiembre de 2018

Quiero recordarte


Epílogo. El final de una historia... ¿y el comienzo de otra?

Sasuke contempló con una sonrisa divertida cómo Naruto iba de un lazo a otro en la cocina asegurándose de que todos los platos estaban bien.
—Naruto, cálmate.
—¿Cómo quieres que me calme? ¿Y si lo ahuyento?
El hombre lanzó entre una mezcla de resoplido y risa.
—¿Cómo vas a ahuyentarlo? Eres una gran persona y si no le caes bien, Kurama le dará una patada en el culo.
—¡Pero yo no quiero que le dé una patada en el culo por mí!
Sasuke rio con ganas al ver la expresión de cachorrito abandonado que puso. Se veía tan tierno… y eso que era capaz de reventarle la cara al idiota que se atreviera a menospreciar un tazón de ramen.
Habían pasado cinco años desde que Sasuke llegó a Nome por primera vez. Este ya había terminado la carrera de historia en un tiempo récord y ahora estaba terminando el doctorado para poder trabajar en investigación en esa misma universidad. Por supuesto, había hecho sus estudios a distancia para no tener que separarse de Naruto y sus hijos, y había escogido el trabajo de investigador porque, aparte de que le gustaba, normalmente tendría que examinar textos antiguos que podían pasarle a través del ordenador. Al mismo tiempo, había aprendido mucho sobre los perros de trineo y Naruto y él habían abierto una especie de criadero, donde vendían los cachorros que iban naciendo excepto algunos pocos que se quedaban para ellos. De hecho, Saki ya tenía su primer perro.
En cuanto Naruto, aparte de enseñar a los niños de Nome y de dar viajes en trineo a los turistas, había llamado la atención de unos productores de cine (encabezados por un director japonés llamado Masashi Kishimoto) por su trabajo musical y le ofrecieron hacer una propuesta para una banda sonora que resultó ser un éxito. Ahora mismo ya estaba trabajando en una segunda película y, aunque todavía no lo sabían, sería el compositor que realizaría bandas sonoras para películas como LazosLos herederos de la voluntad de fuegoLa torre perdidaBlood Prision o Road to ninja entre otras. También siguió haciendo discos de música instrumental que alcanzaron cierto éxito gracias a que su nombre empezó a ser reconocido por las películas, pero eso lo hacía más por gusto que por dinero, como siempre había hecho.
—¡Comidaaaaaaa! —chilló de repente un alegre Saki, que pasó corriendo por el lado de Sasuke para agarrarse a las piernas de su padre doncel con carita de cordero degollado—. ¿Puedo probar un poquito?, poooooor faaaaaaaa.
Su padre varón rio con ganas mientras veía cómo Naruto trataba de resistirse a su adorable primogénito. Sasuke “Saki” Uzumaki era un pequeño bicho revoltoso y escandaloso, hiperactivo y muy alegre… igualito a su padre doncel. Con sus seis años, ya adoraba ir en trineo y a los perros, y su cachorro Aoi, hijo directo de Blue y una pequeña copia peluda de su madre, siempre corría detrás de él. Sus padres no sospechaban que su hijo acabaría compartiendo su misma pasión por las carreras de trineo, mucho menos que se convertiría con diecinueve años en el ganador más joven de la Iditarod con su equipo de perros, todos descendientes de Blue y Hige.
Al ver que Naruto no acababa de decidirse, Sasuke cogió unas galletas que había hecho su esposo para el postre y se las dio a un Saki de ojos brillantes.
—Pero comparte con tus hermanos —le advirtió.
—Sí, papá —dicho esto, abrazó a sus dos padres con cariño y se fue corriendo al salón—. ¡Naruuuuu! ¡Kuraiiiiiii! ¡Tenemos galletas!
Naruko Uzumaki era una niña alegre, aunque ni de lejos tan escandalosa e hiperactiva como su hermano mayor. Le gustaba mucho la gente, pero también necesitaba que le dejaran su propio espacio e intimidad para hacer sus cosas, que solía ser escuchar música. A menudo se metía en el estudio de música de Naruto y se quedaba callada escuchándolo cantar o tocar un instrumento, tanto él como Sasuke estaban pensando en inscribirla a clases de piano o violín, Naruko todavía no tenía muy claro qué le gustaba más. Años más tarde, sería una reconocida cantante por su hermosa voz melodiosa y por ser una gran compositora, aunque ella procuró mantenerse alejada del estilo de algunas divas que utilizaban su cuerpo para vender más discos. Pese a que Naruko declaró que no estaba en contra de ello, también dijo que, como su padre, quería que se la apreciara por su voz y no por su físico, por eso no salía en las portadas de sus discos ni tampoco en los videoclips excepto para hacer algún cameo.
Sobre Kurama Uzumaki, “Kurai” para la mayoría porque así lo diferenciaban de su tío Kurama, era como una versión de Sasuke en miniatura pese a tener rasgos más similares a Naruto. Era un chico callado y solitario, el más inteligente de sus hermanos, y solía pasar el tiempo leyendo libros. Tendía a ser muy serio y distante con los extraños, pero con su familia era todo lo contrario; adoraba a sus hermanos y al parecer admiraba mucho a Saki ya que este era muy protector con él y Naruko. Su padre doncel era el único capaz de convertirlo en un niño cariñoso, y tenía una conexión especial con Sasuke, tal vez porque tenían un carácter parecido. De hecho, a Kurai le gustaba leer a su lado, mientras él estaba estudiando para la universidad. En el futuro, no solo estudiaría la misma carrera que su padre, sino que también se convertiría en un autor de novelas reconocido, siendo su primer libro Kitsune Ronin y un éxito en ventas.
Naruto le lanzó una mirada de pocos amigos a su marido.
—Sasuke, luego no comerán.
Este se acercó y le abrazó por la cintura, pegando su espalda a su pecho.
—Tu hijo de seis años podría comerse una vaca entera si se la cocinamos. Y Naruko y Kurai se lo comerán todo también, sabes que son muy formales, aunque puede que ellos dos renuncien el postre también —dicho esto, pasó las manos por el trasero de su sexy doncel con una sonrisa traviesa—. Yo, en cambio, lo dejaré para esta noche —murmuró en su oído antes de pasar los labios por su garganta.
El rubio se puso rojo por la forma en la que en su cuerpo reaccionó de inmediato a la cercanía de Sasuke. Se suponía que la lujuria desaparecía con el tiempo cuando llevabas muchos años con tu pareja pero, a pesar de los cinco años que llevaba con su marido, eso parecía que no se aplicaba a él. Y, de todos modos, ¿cómo podría no desearlo? Cuando lo conoció, era guapo y de buena familia, sí, pero había mucho más que eso; puede que se hubiera comportado como un mujeriego en el pasado, pero había sido porque estaba harto de que las mujeres le trataran como un trofeo cuando él había ansiado algo más profundo, alguien que se molestara en conocerle, que supiera que pese a sus pintas de chico malo, en el fondo era un hombre amable y cariñoso con aquellos a quienes apreciaba y que haría lo que fuera por ellos. Como enfrentarse a su propio padre por él y por su hijo, aun sabiendo lo que es capaz de hacer.
Se dio la vuelta y envolvió su cuello antes de besarlo suavemente en los labios. Él le correspondió con la misma dulzura, abrazándolo fuertemente.
—Los papás se están dando besitos otra vez.
Naruto pegó un salto al escuchar la inocente voz de Kurai, que los observaba con curiosidad mientras se comía su galleta, acompañado por su sonrojada melliza Naruko y por un Saki que los miraba como si fuera lo más bonito que había visto nunca.
—¡Niños! —los reprendió su padre doncel mientras que el varón reía con fuerza.
Saki y Naruko huyeron de nuevo al salón, mientras que Kurai los miraba extrañado, sin acabar de entender lo que ocurría. Pese a que su hijo era muy inteligente, esa clase de situaciones sociales no eran simplemente su fuerte.
—¿Qué pasa? ¿No queríais más galletas? —dicho esto, miró a sus padres confundido—. ¿He hecho algo malo? —preguntó, un tanto triste. Debido a que no era una persona muy sociable, a menudo metía la pata diciendo cosas que no debía sin darse cuenta, pero no lo hacía con mala intención, sencillamente le costaba más entender esas cosas.
Sus padres fueron rápidamente con él y Naruto fue el primero en abrazarlo.
—Claro que no, cariño. Es solo que…
—Es un momento íntimo entre tus dos padres —explicó Sasuke, acariciándole la cabeza a su hijo con una sonrisa—. A tu papi le da un poco de vergüenza que le veáis haciendo eso.
—Mmm… Ya veo —murmuró Kurai, pensativo—. Entonces, no miraré la próxima vez —dicho esto, le besó la mejilla a Naruto como si no quisiera que se sintiera mal por haberle visto y luego siguió a sus hermanos.
Sasuke lo intentaba, pero no podía dejar de reírse. Su esposo lo miró con cara de pocos amigos.
—A mí no me hace gracia.
—Vamos, Naruto, solo era un beso.
—¿Qué pasa si lo hacen con otras personas? Los niños suelen imitar a sus padres.
—Pero nuestros hijos son más listos —dijo Sasuke con orgullo, pasando un brazo por la cintura de su esposo—, y saben que es algo que solo hacen los papás. Escucha, yo nunca he visto a mis padres besarse.
Naruto levantó la vista. Sabía que Fugaku no era un hombre especialmente amoroso, pero de ahí a no besar a su mujer…
—¿Nunca?
—Nunca. —Lo ayudó a levantarse y lo estrechó contra su cuerpo, juntando su frente con la de su doncel—. No quiero que nuestros hijos piensen que besarse es algo malo, no quiero que tengan problemas en el futuro porque sus padres no demostraban su afecto. Quiero que vean lo importante que eres para mí, y que no hay nada de malo en eso. Quiero que sepan que, el día en que nos presenten a sus parejas, sean hombres, mujeres o donceles, no tengan miedo de decírnoslo como el que yo tenía con mi padre.
Naruto tragó saliva, un tanto emocionado, y asintió dándole un beso.
—Está bien —accedió—. Pero nada de besos con lengua delante de ellos.
Sasuke sonrió con diversión.
—Solo delante de ellos, ¿no?
El doncel soltó una risilla y le dio un beso más profundo y apasionado al que Sasuke correspondió con gusto.
—En privado puedes hacer lo que quieras.
Sasuke le dio otro beso voraz, ansioso por quedarse a solas con su esposo, pero supo que eso sería difícil, porque el escandaloso de Saki empezó a chillar emocionado que el tío Kurama había llegado.
Naruto volvió a ponerse un poco nervioso, pero Sasuke le sonrió y le cogió la mano mientras iban al recibidor para darle la bienvenida al pelirrojo. Cuando vieron por la ventana que estaba a punto de entrar, le besó en la cabeza y le dio un apretón cariñoso para infundirle confianza.
—Todo irá bien, ya lo verás.
Eso esperaba. Porque si no era así, pasaría el resto de su vida intentando compensar a su hermano mayor por esa noche.
Este abrió la puerta y entró con una enorme sonrisa antes de abrir los brazos para recibir a Saki, que se lanzó a abrazarlo entre gritos de felicidad. Kurama rio mientras saludaba a sus sobrinos besándolos o revolviéndoles el cabello. Entonces, vio a Naruto y Sasuke y se incorporó, dejando paso al hombre que estaba tras él. Era tan alto como Sasuke y tenía la piel de un sexy tono bronceado que hacía juego con su espeso cabello castaño claro, que tenía un corte algo revoltoso pero que a las mujeres las volvía locas sin lugar a dudas; era la clase de pelo en el que un amante apasionado desearía hundir los dedos mientras hacían el amor. Tenía una figura elegante y atlética, de apariencia ágil y veloz que su larga gabardina negra acentuaba de forma pecaminosa, aunque lo que más llamaba la atención eran sus increíbles y hermosos ojos dorados, que a todos les recordaron a los de un gato.
Kurama le sonrió a su hermano pequeño con ilusión.
—Naruto, Sasuke, niños, me gustaría presentaros a mi pareja —dicho esto, el otro hombre se acercó a los dos adultos y les tendió la mano con una leve sonrisa algo nerviosa.
—Es un placer. Me llamo Train Heartnet.

3 comentarios:

  1. ¡Me alegra mucho que te haya gustado! :D
    Pronto anunciaré el próximo fanfic ;)

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  2. Definitivamente eres mi autora predilecta. Tus fanfics e historias me atrapan y no puedo dejar de leer y querer leer más. ¡Eres genial y espero poder leer más de tu trabajo!

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  3. Me encantó muchísimo está historia, me la he leído en un solo día, y me enganche desde el comienzo, así que tuve que leerla sin parar hasta el final.
    Me gusta muchísimo cómo escribes, espero que nos sigas asombrando con tus historias y creando mundos nuevos.

    PD: me encantó está historia y mi mascota Sasuke, sigo fielmente El Reino de los Zorros y puedo releer mil veces El conformista y me sigue encantando, la forma en que creas un narusasu o Sasunaru sin perder la personalidad de los personajes.

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