martes, 25 de septiembre de 2018

Mi Mascota Sasuke


Mi manada


Naruto se despertó perezosamente, no queriendo renunciar al nido caliente que había construido con la manta y colocándose en posición fetal sobre la enorme y mullida cama en la que estaba. Sin embargo, poco a poco, su conciencia rememoró los acontecimientos de anoche y, al fin, abrió los ojos y se sentó de un salto, notando que el otro lado de la cama estaba vacío.

—Eh, ya estás despierto.

Se giró hacia la entrada al dormitorio, donde vio al imponente hombre lobo todavía medio desnudo… y sosteniendo una bandeja que, por el olor, supo que llevaba gofres.

—¿Me has comprado gofres? —preguntó ilusionado.

Sasuke sonrió.

—No, los he hecho yo.

… Si ese hombre lobo ya le parecía sexy antes, ahora era una especie de dios erótico para él.

Este dejó la bandeja sobre Naruto y luego se sentó a su lado mientras desayunaba.

—¿Cómo estás hoy? —le preguntó.

El rubio le sonrió.

—Estoy muy bien, no me duele nada. ¿Qué hay de ti? —inquirió, preocupado al recordar la descarga eléctrica que recibió—. ¿Te duele mucho?

Sasuke esbozó una sonrisa socarrona y le mostró el costado que tenía herido. Anoche había sido una enorme mancha oscura, pero ahora solo tenía unos pequeños restos azules.

—Te dije que me curo rápido.

Guau, era bastante impresionante. Entonces, recordó que tenían una conversación pendiente acerca de eso.

—Sasuke… —empezó, pero este le interrumpió.

—Sí, es una habilidad de hombre lobo. También tengo sentidos más agudos, y soy más fuerte y más rápido gracias a mi lado animal. No, la luna llena no tiene nada que ver con mi transformación, como ya has podido comprobar, puedo hacerlo cuando quiera, excepto si recibo una descarga eléctrica, como me ocurrió ayer. Las balas de plata duelen, igual que cualquier bala, en realidad da igual el material del que estén hechas, son tan efectivas conmigo como podrían serlo contigo, salvo que yo soy más resistente —dicho esto, miró divertido a Naruto, que se había quedado con la boca abierta—. ¿Alguna otra pregunta?

El rubio no respondió inmediatamente, sino que se quedó pensativo un segundo, meditando qué quería saber.

—¿Cuál es vuestro origen?

—No es muy distinto al de los humanos, vosotros descendéis del simio y nosotros de los lobos, solo que por alguna razón, nosotros conservamos la capacidad de cambiar, es algo que está en nuestra genética. Nuestros científicos aún lo están investigando.

—¿Sois muchos?

—¿Hombres lobo? No tantos como los humanos, procuramos vivir en manadas pequeñas y en lugares aislados para mantenernos ocultos, en el pasado ya nos perseguisteis y por poco nos exterminasteis, pasó mucho tiempo hasta que por fin logramos convertirnos en un mito y preferimos seguir así por ahora.

Naruto asintió y buscó ávidamente más cosas que preguntar.

—¿Hay… otras criaturas?

—Aquellos a los que llamáis cambiantes, sí. ¿Vampiros y brujas?, no. Eso es cosa de vuestra imaginación. También hay algunos animales a los que vosotros consideráis demonios que son reales, pero viven pacíficamente en lugares muy remotos o que son inaccesibles para los hombres, así que es difícil que deis con ellos y, aunque lo hagáis, al final siempre creéis que la persona que los ha visto está loca.

Naruto se quedó pensando en ello un momento y se removió un poco, incómodo ante algo que cruzó su cabeza.

—¿Sois… peligrosos? Para nosotros.

Sasuke levantó una ceja.

—¿Crees que yo voy a hacerte daño?

—No.

—Ahí tienes tu respuesta —dicho esto, dejó escapar un suspiro y se acercó más al doncel para envolver su cintura con un brazo—. Naruto, nuestras vidas no son muy distintas a la tuya, solo vivimos en sitios aislados porque nos gusta transformarnos a placer y para evitar ser descubiertos pero, aparte de eso, somos bastante parecidos. Como los humanos, hay muchos cambiantes buenos y algunos malos que nos ponen en peligro. Es cierto que, por nuestra genética, somos más fuertes que vosotros, pero no vamos por ahí devorando personas ni haciéndoles daño porque sí. Aquellos que los ponen en riesgo también son perseguidos por mi gente, yo me dedicaba a eso antes de conocerte.

Naruto abrió los ojos como platos.

—¿Eras como una especie de policía?

—Sí —respondió, hinchando el pecho con orgullo—, era el más fuerte de mi manada.

En ese momento, el rubio se dio cuenta de un par de cosas que le hicieron sentirse confundido. Si Sasuke tenía una manada, ¿por qué se había quedado con él? También había dicho que era policía antes de conocerlo, ¿significaba que había renunciado por él?

—¿Y por qué no estás con tu manada?

Ante esa pregunta, la mirada oscura de Sasuke se volvió triste y dolida. El lobo le quitó la bandeja, ya vacía, y tiró de él para subirlo a su regazo y abrazarlo con fuerza. Naruto se dejó hacer, pero su actitud lo dejó extrañado.

Tras unos segundos en los que Sasuke dudó, finalmente confesó:

—Mi manada murió hace seis meses.

No era la respuesta que el doncel esperaba, de hecho, se tensó un poco al oír eso y, instantes después, rodeó el cuello de Sasuke con sus brazos para darle consuelo.

—Lo siento mucho.

El lobo dejó escapar un tembloroso suspiro.

—Fueron unos humanos. Incendiaron el bosque donde vivíamos, querían hacerlo para tener los permisos necesarios para construir allí unas casas rurales para ricos, no sabían realmente que alguien viviera allí. Yo fui el único que sobrevivió.

Naruto se estremeció por la terrible historia. No podía ni imaginar lo duro que tuvo que ser para Sasuke, ver cómo toda su familia, toda la gente a la que conocía, iba cayendo asfixiada o presa del fuego sin poder hacer nada. Lo estrechó con más fuerza mientras se le anegaban los ojos de lágrimas.

—Lo siento. Lo siento mucho, Sasuke, de verdad.

—Lo sé, tranquilo —murmuró este, frotándole la espalda—. No pasa nada.

Naruto se apartó para besarlo en la frente y mirar esos profundos y negros ojos, en los cuales aún vio dolor por su pérdida, pero este parecía mitigado por una emoción más cálida.

—¿De verdad estás bien?

Sasuke le dedicó una sonrisa sincera.

—Sí, gracias a ti.

Eso hizo que el rubio exclamara, sorprendido:

—¿A mí? ¡Pero si encima te atropellé con mi coche!

—No fue culpa tuya.

—Bueno, desde luego no era mi intención golpearte a sesenta quilómetros por hora, pero tampoco es como si…

Sasuke lo interrumpió cogiendo su rostro entre sus manos y obligándole a mirarlo a los ojos. Esta vez, sus orbes negros eran tristes.

—Naruto, vi tu coche. Fui yo quien se lanzó delante.

… No, él no podía asimilarlo. No podía creer que Sasuke hubiera intentado…

—Sasuke… Tú no…

Este cerró los ojos con fuerza y se llevó la mano de Naruto a su mejilla, como si necesitara desesperadamente su contacto. Él dejó sus dedos ahí y no dudó a la hora de acariciarlo, queriendo consolarlo.

—Soy un lobo, Naruto, estoy diseñado para vivir en manada —le explicó Sasuke—. Sin mi manada, no soy nada. Perdí las ganas de vivir al darme cuenta de que estaban todos muertos: toda la gente a la que yo protegía, mis compañeros, mis amigos, mis padres, mi hermano, mi cuñada, mis sobrinos… No quería vivir sabiendo que ellos ya no estaban y que no volvería a verlos, para mí no tenía sentido. Así que fui hasta la carretera y esperé a que pasara el primer coche. Fuiste tú.

—Oh, Sasuke… Lo siento.

Este lo contempló de un modo que Naruto no supo definir, pero fue tan intenso que no logró apartar la mirada. Después, el lobo le acarició el rostro.

—No lo hagas. Me salvaste, Naruto. Cuando me desperté en la clínica y comprendí lo que había pasado, pensé que era una broma de mal gusto por parte del destino que hubiera vuelto a sobrevivir. Te odié al principio, ¿sabes? —reconoció con una sonrisa irónica—, te detestaba porque habías interferido en mis planes y encima no me dejabas en paz, era como si los dioses quisieran torturarme un poco más. Pero, por mucho que te gruñía y te enseñaba los dientes, tú nunca te marchabas, siempre volvías al día siguiente para contarme tu vida o cualquier tontería que te hubiera pasado —continuó, esta vez con diversión, pero luego su mirada se volvió tierna—. Hasta que llegó un momento… en el que odié que te fueras de mi lado. Descubrí que aguardaba ansioso el mañana para volver a ver tus ojos, escuchar tu voz y sentir tus dedos en mi pelaje… —dicho esto, hundió el rostro en el hueco de su cuello mientras estrechaba su cuerpo contra el suyo—. Dios, la primera vez que dejé que me acariciaras habría aullado de felicidad si no hubiera estado tan débil.

Naruto estaba un poco sorprendido por la confesión de Sasuke, pero también muy emocionado. Le alegraba saber que había evitado que su amigo se quitara la vida o que hubiera seguido hundido en un pozo de agonía; tampoco es como si pudiera culparlo, él habría estado destrozado si toda su familia hubiera muerto de un modo tan horrible, pero… Es que… la idea de que Sasuke dejara de existir… le partía el corazón.

Apartó ese pensamiento a un lado, repitiéndose que él estaba allí, que se encontraba entre sus brazos y que ahora estaba bien. Sonriendo por ello, deslizó sus manos hasta su cabello y enterró los dedos en él, acariciándolo como lo habría hecho si estuviera en su forma animal. El lobo tembló ligeramente y su pecho vibró a causa de un profundo gruñido de satisfacción.

—Joder, Naruto, me encanta.

Este soltó una risilla.

—Siempre gruñes así cuando te hago esto. Pero ahora suenas como un lobo de dos metros.

Sasuke se separó de él con una sonrisa y pegó su frente a la suya.

—Me diste una nueva razón para vivir. Ahora tú eres mi manada.

El rubio arrugó el ceño, un poco preocupado.

—¿Preferiste quedarte conmigo como mascota antes que vivir en libertad en el bosque?

—Naruto, no soy tu esclavo, soy feliz y libre en tu casa, ni siquiera me pones correa.

Él señaló el collar, que Sasuke todavía llevaba puesto alrededor del cuello.

—Pero te puse collar, ¿no es ofensivo?

—Si me lo pones tú, no. Si me lo pone otro… Bueno, digamos que se habría quedado sin mano.

Naruto sonrió un poco, pero seguía sin entenderlo.

—No comprendo por qué te quedaste conmigo, ¿qué hay de tu bosque? ¿No es tu casa?

—Allí ya no hay nada para mí, y te recuerdo que, como te gusta el senderismo, vamos mucho a la montaña juntos, tampoco es como si me tuvieras todo el día encerrado en tu casa, hasta me llevas a tu cafetería favorita y a comprar comida —dicho esto, ajustó su abrazo y contempló con calidez sus ojos—. No soy infeliz contigo. Soy un hombre lobo, así que odio las discotecas, tan aglomeradas de gente, con un montón de ruido que hiere mis oídos y, puede que tú no lo notes tanto, pero esos sitios apestan a sudor, alcohol y otros fluidos que no quieres saber. Me gusta el aire libre y correr por el bosque, pero eso ya lo hago contigo, y también me gusta estar en tu casa, ver películas y leer contigo, o hacerte compañía mientras estás escribiendo, es relajante y agradable. —Hizo una pausa en la que le sonrió con cierta diversión—. No debes pensar en mí como en un humano, aunque ahora lo parezca, probablemente no me gusta la mayoría de cosas que les gusta a los hombres que conoces. Ya ves que soy muy casero.

Mmm… Era algo curioso, pero podía aceptar eso. La verdad era que Sasuke siempre había parecido ser genuinamente feliz con él.

—¿Y qué hay de tu trabajo como policía?

—Ya no ejerzo, dimití —admitió Sasuke encogiéndose de hombros, como si no fuera nada del otro mundo.

Naruto lo miró con sospecha.

—¿Para quedarte conmigo?

—En parte sí, pero también para ocuparme del negocio que me legó mi hermano.

—Pero… ¿a ti te gusta ser policía?

Sasuke frunció el ceño ante la pregunta y se quedó callado, reflexionando en silencio. Él no lo interrumpió y se dedicó a frotarle los hombros casi inconscientemente. Le gustaba tocarlo, era parte de la relación que habían tenido cuando Sasuke era un lobo y, de todos modos, a él parecía gustarle su tacto también.

Finalmente, el varón alzó la mirada hacia él.

—Era un trabajo respetable, se me daba bien y me gustaba mantener a mi manada a salvo… pero ahora ya no lo quiero. A veces tenía que pasar mucho tiempo fuera de casa, y ahora que me quedo contigo, eso era un problema. Así que renuncié y decidí invertir mi tiempo laboral en la empresa de mi hermano y en un negocio particular que he montado. Es parte de la razón por la que no me fui inmediatamente contigo a casa, necesitaba hacer algunas cosas antes de regresar a tu lado.

—¿Hablas de cuando te fuiste al bosque?

—Sí —asintió Sasuke, bajando la vista con tristeza—. Tenía que darle un funeral digno a mi manada y avisar a sus familiares —dicho esto, endureció el gesto—, también quería asegurarme de que los humanos que provocaron el incendio pagaran por lo que habían hecho, ahora están en la cárcel.

Naruto le acarició el rostro con suavidad, tratando de consolarlo. Sasuke cerró los ojos y presionó su mejilla contra la palma de su mano, reconoció ese gesto como que le gustaba y que quería más, solía hacerlo también cuando era un lobo.

—Eso está bien —susurró, sin saber muy bien qué más decir. Decidió que era mejor cambiar de tema, no quería que Sasuke siguiera triste por su manada—. Entonces, ¿a qué te dedicas ahora?

—Mi hermano tenía una cadena de hoteles, entre los cuales está este.

Naruto abrió los ojos como platos.

—¿Me estás diciendo que el hotel es tuyo?

—Sí —respondió con sencillez, encogiéndose de hombros—. Como soy el único familiar vivo, su negocio pasó a ser mío, pero como yo no tengo ni idea de dirigir una empresa, cedí los cargos de director ejecutivo a la junta, así que yo solo soy socio fundador. Solo me ocupo de vigilar que la empresa va como habría querido mi hermano y que todo esté en orden, el trabajo pesado es para ellos.

—Por eso todo el mundo te conoce aquí, ¿no?

—Sí, están agradecidos porque no vendí los hoteles a una empresa rival, he oído que el que la dirige es un capullo y mi hermano no habría querido eso para sus empleados, los apreciaba mucho —dicho esto, hizo una pausa en la que acarició distraídamente los hombros y brazos del rubio—. También usé parte del dinero que me dejó en montar un camping para familias en el lugar donde vivía mi manada. —Hizo una mueca—. No quería hacerlo porque sería parecido a lo que esos humanos hicieron… pero esos cabrones se aseguraron de que esa zona quedara muerta, apenas volverá a crecer nada. No quería que parte del bosque se desperdiciara y… pensé… que si mi manada fue feliz allí… tal vez otras personas puedan serlo también en ese lugar.

—Seguro que sí —aseguró Naruto y lo besó otra vez en la frente. Sasuke respondió abrazándolo y enterrando el rostro en su cuello, parecía que le gustaba poner la nariz en esa zona para olisquearlo y, aunque se le hacía un poco raro, supuso que sería una cosa de hombre lobo, ya que cuando Sasuke era un animal tendría a olfatearlo todo—. Entonces, ¿qué vas a hacer ahora?

El hombre lobo se apartó para fruncirle el ceño.

—¿Qué quieres decir?

El doncel apartó la vista, un tanto triste.

—¿Te…? ¿Te irás a vivir cerca del camping? ¿O vivirás aquí, en el hotel? —Él esperaba que fuera la segunda opción, así lo tendría más cerca de él.

Sasuke se apartó y lo observó con una expresión totalmente extraña en el rostro.

—Naruto… después de todo lo que te he contado, ¿todavía no sabes qué es lo que quiero?

El corazón de este se aceleró porque, en el fondo, creía saber la respuesta… pero su cabeza no estaba segura, no podía comprender por qué alguien como Sasuke tendría el menor interés en quedarse con él cuando podría estar viviendo libremente en mitad del bosque, teniendo bajo su poder una importante cadena de hoteles, un negocio propio y, seguramente, a todas las mujeres y donceles hermosos que quisiera, tan solo tenía que recordar como esa perra enfermera se había restregado contra él.

—Sasuke, yo… No puedo ofrecerte gran cosa…

Este parpadeó y, lentamente, sonrió.

—Y sin embargo, me has dado más de lo que crees —murmuró mientras acariciaba su rostro como si fuera lo más valioso del mundo para él. Le hizo sentirse muy especial. —. Parece que diga lo que te diga no vas a creerme… tendré que convencerte de otra manera —añadió, sonriendo con malicia.

De repente, Sasuke inclinó la cabeza y pasó su húmeda lengua por su cuello, desde la base hasta la oreja, donde atrapó su lóbulo y lo chupó antes de mordisquearlo, juguetón.

—Aaaaah… —gimió, sonrojándose y aferrándose a los hombros de Sasuke. No podía evitarlo, había pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien le habían tocado así y, de todos modos, no podía, ni en el fondo quería, resistirse a Sasuke.

Porque lo sabía. Sabía lo que sentía por él, pese a que todavía le costaba entender por qué.

El lobo soltó un gruñido complacido.

—Ah… No sabes las ganas que tenía de hacerte gemir así.

—Sasuke…

—Shh… —susurró Sasuke en su oído mientras le lamía por debajo de la oreja, haciéndole temblar—. He pasado meses viendo cómo te desnudabas delante de mí, cómo te bañabas… y cómo te tocabas. —El rostro de Naruto se encendió al escuchar eso. Oh, mierda, ¡se había masturbado delante de Sasuke!—. ¿Creías que estaba dormido? No me perdí ni el más mínimo detalle, Naruto, me encantaba ver cómo te ponías a cuatro patas sobre la cama y te metías los dedos hasta el fondo… —A Sasuke se le escapó un fuerte gruñido—. Joder, lo único que quería hacer era transformarme y follarte fuerte, darte lo que tanto querías. Anoche tuve que contenerme, a pesar de que el olor de tu humedad me volvía loco, pero hoy nada va a pararme. Sé que también me deseas, los lobos olemos algunas emociones, ¿lo sabías?, como el miedo, la rabia, el dolor si es lo bastante fuerte… y la lujuria. Ahora mismo puedo oler lo mojado que estás… —Las manos de Sasuke fueron a sus nalgas y le dio un suave apretón que le hizo gemir de puro deseo. Era cierto, ya estaba húmedo por la necesidad de tenerlo dentro—. Así que hazte a la idea de que ninguno de los dos saldremos de esta habitación hasta que seas mío, y cuando digo “mío”, me refiero a que te des cuenta de que ahora formas parte de mi vida. La mejor parte —dicho esto, se apoderó de su boca y lo besó con pasión.

Naruto gimió contra sus labios y rodeó su cuello con los brazos, dejándose llevar y aparcando sus inseguridades a un lado. Sasuke le quería a él, y punto. No había nada más que entender, ni nada más que importara.

Se olvidó de todo cuando Sasuke le acarició los labios con la lengua, seduciéndolo para que le dejara entrar en su boca. El rubio lo permitió sin dudarlo y dejó que la suya saliera a su encuentro, invitándolo a acariciarlo y explorarlo, mientras deslizaba sus dedos hacia su cabello, hundiéndolos en la mata de pelo oscuro tal y como sabía que a él le gustaba. La respuesta del lobo fue un profundo gruñido que retumbó en su pecho, haciéndolo vibrar.

—Joder, Naruto… —susurró Sasuke contra sus labios antes de devorarle la boca, esta vez con avidez y deseo, desentrañando los misterios escondidos en los rincones más recónditos de su boca, despertando la pasión de sus labios y tentando a su lengua a unirse a una dulce y erótica danza. Naruto tardó poco en cederle todo el control sobre su cuerpo, Sasuke era dominante y él lo deseaba demasiado como para tratar de mostrarse desafiante, e incluso así, tal vez no se habría resistido, le gustaba esa faceta suya en la cama.

De repente, las manos del varón lo levantaron con suma facilidad, colocándolo a horcajadas sobre su regazo, y le arrancó los bóxers de un único movimiento. El doncel jadeó por la sorpresa, pero antes de que pudiera decir nada, Sasuke pasó un dedo entre sus nalgas, acariciándole su húmeda entrada. Naruto echó la cabeza hacia atrás y gimió fuertemente, haciendo que Sasuke gruñera lascivo.

—Mmm… —ronroneó, sonriendo travieso—. Deseaba hacer esto desde la primera vez que te vi tocarte. Mírame, Naruto, quiero que me digas cómo quieres que te lo haga —dicho esto, le dio unos toquecitos a su entrada, haciéndole gemir más fuerte.

—Sasuke —jadeó, retorciéndose ante sus caricias—, por favor…

Este gruñó suavemente y pasó un brazo alrededor de sus caderas para pegarlo totalmente a su cuerpo e inmovilizarlo. En ningún momento dejó de tocar su entrada, esta vez rodeándola con el dedo, burlándose de él y llenándolo de anticipación.

—Nunca podría decirte que no a esto… —murmuró, besándole los labios—. Pero puesto que no me has dicho cómo te gusta, tendré que improvisar.

Y sin previo aviso, Sasuke introdujo un dedo. Fue lento y suave, pero llegó hasta el fondo, haciendo que Naruto gimoteara cuando se retiró y volvió a penetrarlo a un lánguido ritmo, torturándole.

—Aaaaaah… Sasuke… Por favor…

Este volvió a gruñir, excitado por los gemidos que soltaba su rubio y por cómo le suplicaba.

—¿Me dirás ahora cómo quieres que te lo haga?

—Rápido… Fuerte… —jadeó el doncel.

El pecho de Sasuke tembló de nuevo por un gruñido complacido. Recompensó la respuesta de su presa metiéndole el dedo un poco más duro, haciéndole gritar, para luego regresar a un ritmo lento y erótico. Notó que Naruto trataba de mover las caderas, anhelando alcanzar la cima, pero procuró que su brazo lo mantuviera inmovilizado.

—Sasuke… —lo llamó su doncel.

—Así es como yo me sentía cuando te tocabas —gruñó en su oído, rozándole ocasionalmente con los labios y la lengua—. Habría hecho cualquier cosa con tal de poder darte placer, pero si lo hacía, corría el riesgo de que huyeras de mí. Aun así, me gustaba verte, me excitaba observar cómo introducías un dedo con lentitud, humedeciéndote y torturándome, antes de meter un segundo y luego acelerar el ritmo hasta que te corrías. Quiero que sientas eso, Naruto, la dulce tortura a la que me sometiste durante meses, te prometo que lo disfrutarás.

Y sin darle tiempo a que lo convenciera de que le hiciera correrse de inmediato, metió el segundo dedo y siguió penetrando su húmeda entrada suavemente, disfrutando de sus fuertes gemidos mientras sus muslos apretaban sus piernas y sus manos se aferraban a su cabello, haciéndole gruñir de placer.

Dejó que pasaran largos minutos en los que sumió a su presa a una deliciosa agonía, contemplando cómo sus dedos poseían ese trasero que lo había estado volviendo loco y permitiendo que la fragancia de Naruto, mezclada con el fuerte olor de su humedad, inundara sus fosas nasales; el olor de su lujuria era tan fuerte que casi podía paladearlo en su lengua. De hecho, hacía meses que fantaseaba con meter la cara entre sus nalgas y saborearlo, la sola idea de probarlo e imaginar su sabor había hecho que pasara algunas noches en el baño, masturbándose mientras soñaba con el día en que por fin se presentaría ante su rubio y lo seduciría despacio hasta acabar en su cama y demostrarle lo hábil que era para el sexo.

La noche anterior se había jodido todo su plan por culpa de esos hijos de puta. Se suponía que confesarle su secreto a su linda presa tendría que haber sido algo delicado y que había planificado bien, pero esos cabrones tuvieron que fastidiarlo y Naruto había tenido que verlo en plan agresivo y a media transformación.

Había estado aterrado ante la posibilidad de que huyera, de que le tuviera miedo. En vez de eso, le había ocultado de la policía y había mentido por él, le había protegido y salvado otra vez.

Sus esperanzas de tener un futuro con él regresaron con fuerza, sobre todo tras ver cómo Naruto se mostraba posesivo con él y oler su excitación cuando le había estado poniendo la pomada. Por supuesto, él no le había prestado la menor atención a esa zorra, no le interesaba lo más mínimo y quería demostrarle a su presa que él no sería como el capullo de su ex y que iría a follar a otra, y también se había asegurado de tratar sus heridas para que viera que cuidaría que él, que sería un gran compañero que siempre estaría pendiente de su bienestar. Ahora, debía hacerle ver que era capaz de satisfacer sus necesidades más salvajes y primarias. E iba a disfrutar haciéndolo.

Incapaz de esperar más, aumentó el ritmo de las penetraciones, golpeando más fuerte y duro, provocando que su rubio soltara sonidos incoherentes de puro placer y que echara a temblar. Estaba cerca, lo sentía, y eso hizo que su lado más animal anhelara con desesperación ponerlo a cuatro patas y mostrarle que le era suyo, que ahora le pertenecía tanto como su corazón a él. Reprimiendo esos instintos, le mordió el hombro desnudo con cuidado de no clavarle los dientes y le metió los dedos hasta el fondo, gruñendo salvajemente al escuchar su grito de total satisfacción y sentir la oleada de humedad que mojó sus dedos.

El orgullo lo golpeó fuerte al darse cuenta de que su hermosa presa estaba temblando. No retiró los dedos de su interior, siguió dándole embestidas muy suaves a su dulce trasero para relajarlo un poco del orgasmo sin que dejara de estar excitado, y le besó suavemente el cuello hasta alcanzar sus labios, que presionó con ternura.

—¿Mejor?

Naruto lo miró con los ojos nublados por el placer y con esa cálida y sincera sonrisa que hacía revolotear su corazón. Cuando él tomó su rostro entre sus manos y lo besó con dulzura, su animal aulló de alegría y la felicidad se esparció por todo su cuerpo.

Era tan diferente a las lobas y los lobisones (hombres lobo donceles). A ellos les gustaba que los varones lucharan entre ellos para impresionarlos, normalmente querían un lobo fuerte para protegerlos a ellos y a sus crías; también eran más agresivos durante el sexo, mordían y arañaban, y exigían ser satisfechos, rara vez eran ellos los que se ofrecían para satisfacer a los hombres. A él nunca le había molestado eso, de hecho, le había gustado mostrar su fuerza y tener a un feroz compañero sexual que le ordenara que le follara hasta ser incapaz de aullar…

Hasta que conoció a Naruto.

Con él no quería ser agresivo, aparte de que era consciente de que el doncel era más frágil que él, no sentía la necesidad de someterlo, tal vez porque era demasiado tierno y dulce y no tenía un ápice de mala leche en la cama, como estaba comprobando. Además, le encantaba que le tocara y le acariciara mientras le daba placer, había sido muy consciente de sus manos en su pelo, le encantaba que hiciera eso y Naruto lo sabía. Apreciaba mucho que también pensara en lo que le gustaba, nadie lo había hecho antes.

Le devolvió el beso con cariño y luego lo estrechó contra su cuerpo.

—¿Has disfrutado?

—Sí, mucho —le sonrió Naruto.

Sasuke soltó un gruñido suave al ver el brillo feliz en sus hermosos ojos azules.

Entonces, sin avisarle, sacó los dedos de su cuerpo y lo agarró por la cintura para tumbarlo en la cama. Oyó que Naruto reía mientras lo abrazaba, agarrándose a él para no caerse (aunque Sasuke jamás lo habría permitido); eso también era nuevo para él, nunca se había reído durante una relación sexual, era refrescante y agradable, había algo más que lujuria… había un sentimiento más profundo.

Contento porque su rubio parecía haberle aceptado por completo, se inclinó y lo besó tierna y apasionadamente mientras le quitaba la camiseta y lo dejaba por fin desnudo. Su antes tímido doncel, recorrió su espalda con las manos y descendió hacia su trasero, enganchando sus pantalones para quitárselos.

Jadeó y se separó de Naruto por la sorpresa, el cual volvió a sonrojarse.

—¿He hecho mal?

Sasuke sonrió.

—No, claro que no —respondió, besándolo una y otra vez—. Puedes hacerme todo lo que quieras, Naruto. Soy todo tuyo.

Naruto gimió suavemente y terminó de quitarle los pantalones con su ayuda. Después, sintió cómo sus pequeñas y suaves manos recorrían su cuerpo desnudo con curiosidad y deseo, mientras sus labios correspondían sus besos antes de explorar su cuello, sus hombros y su clavícula. Sasuke lo aceptó todo entre gruñidos complacidos, disfrutando por completo de la nueva experiencia… hasta que su rubio, tras acariciar sus muslos, envolvió sus dedos alrededor de su polla y los deslizó de arriba abajo.

Se le escapó un gruñido salvaje que asustó a Naruto.

—Lo siento, ¿te he apretado mucho?

Sasuke, tembloroso, lo cogió por las muñecas e inmovilizó las manos de su sexy doncel por encima de su cabeza. Su miembro todavía palpitaba adolorido por la intensa caricia.

—No, Naruto… pero, por favor, no hagas eso.

El rostro de su hermoso rubio se contrajo por la decepción.

—¿No te gusta?

El lobo gruñó y lo besó con pasión.

—Al contrario, me encanta. Pero estoy muy excitado y no quiero perder el control contigo, podría hacerte daño sin querer.

Naruto se relajó y le devolvió el beso.

—Sé que no me harás daño… Déjame tocarte.

… Era tentador. Muy tentador… sobre todo porque nadie le había hecho eso antes y se había sentido increíble. Sin embargo, él ya había planeado aquella velada, y quería que fuera algo especial para su rubio por todo lo que había hecho por él.

Lo besó otra vez en los labios y pegó su frente a la suya.

—Te lo agradezco… y te prometo que, cuando acabe esto, dejaré que me hagas todo lo que quieras. Pero ahora necesito tenerte a mi manera, quiero hacerte algunas cosas —confesó, besándolo esta vez más profundamente.

Naruto no protestó y se dejó hacer, para su inmensa satisfacción, por lo que dejó libres sus manos para que estas volvieran a vagar por su cuerpo. Mientras tanto, su boca realizó un descenso por su cuello, lamiendo y mordisqueando su sensible piel, provocándole suaves suspiros de placer, hasta que por fin llegó a su pecho y su lengua tanteó sus pezones. Se le escapó un gruñido al ver a su sexy doncel arqueando la espalda, le gustó saber que había encontrado una zona muy erógena y no dudó en chuparle un pezón, haciendo que su rubio hundiera las manos en su pelo, agarrándole algunos mechones para acercarlo más, como si le estuviera pidiendo que siguiera, así que se dedicó a mimar esa parte de su cuerpo con la boca y la lengua, llegando incluso a mordisquearlo, momento en que le arrancó un grito de placer.

No podía más, necesitaba verlo correrse otra vez.

Se separó de él, haciéndolo gimotear, lo besó largamente en la boca y luego murmuró contra sus labios con la voz enronquecida:

—Date la vuelta.

Su pecho retumbó al ver que su rubio obedecía, se tumbó de espaldas y permitió que él lo colocara como quería; le levantó las caderas hasta que se apoyó sobre las rodillas, pero no dejó que se pusiera a cuatro patas, sino que mantuvo su pecho contra la cama. Así, tenía una visión perfecta del trasero de Naruto, con los muslos separados y las nalgas abiertas, mostrándole esa entrada rosada y mojada que parecía estar llamándole… Una fantasía hecha realidad.

No pudo evitar gruñir con fuerza, aunque al hacerlo temió que Naruto se asustara, pero cuando este giró la cabeza y le sonrió, supo que su rubio confiaba lo bastante en él como para saber que no le haría daño sin importar cómo de animal sonara.

—Perdona —se disculpó de todos—, gruño cuando estoy excitado.

Este se sonrojó un poco.

—Lo imaginaba, lo estás haciendo mucho. Además, suena diferente según tu estado de ánimo.

Le sorprendió un poco que se hubiera dado cuenta de eso, la mayoría de los humanos creían que un gruñido siempre era señal de agresividad. Pero su Naruto era inteligente y observador, lo sabía por los libros que escribía, no se quedaba solo con el lado más superficial de una persona o una situación, profundizaba más, queriendo ver qué había debajo de la piel.

Volvió a gruñir, esta vez con más suavidad, mientras le acariciaba los muslos. Su pequeño rubio jadeó y él aspiró el aire cuando su nariz detectó el aroma de su lujuria. Era adictivo, quería perderse en él a la vez que lo follaba, pero aún no… aún quería hacer una cosa más, algo con lo que fantaseaba.

—Para mí es importante que sepas que jamás te haré daño —murmuró, sin dejar de tocarlo, esta vez ascendiendo hasta sus nalgas… y acariciando su entrada, jugando con ella. De inmediato, Naruto tensó los músculos de las piernas, pero no las cerró, las mantuvo abiertas para él. Eso lo puso duro.

—Lo sé —jadeó.

—Bien… Ahora no mires.

A su doncel se le escapó un gemido, pero le hizo caso y apoyó la cabeza en la cama.

—¿Qué vas a hacer?

Sasuke no pudo evitar sonreír con malicia.

—Eres curioso, ¿eh? —comentó al mismo tiempo que le penetraba con un dedo. Gruñó satisfecho al escuchar su fuerte jadeo—. Es una sorpresa, algo que sé que no te ha hecho ningún hombre.

—¡¿Qué?!

Al escuchar el tono de alarma de Naruto, cubrió su cuerpo con el suyo y lo presionó un poco contra la cama para evitar que huyera. Con un brazo, lo abrazó por la cintura y le acarició el cuello con la nariz para tranquilizarlo.

—No tengas miedo, no es nada raro. No quiero que pienses que es algún rollo sexual de hombre lobo, no quiero tener sexo contigo así, algún día te lo explicaré. —La sola idea de follar a Naruto como si fuera un lobisón le asqueaba un poco, igual que odiaba la idea de que su adorable humano fuera agresivo con él en la cama, a él le gustaba que fuera suave, dulce, tierno. No lo cambiaría ni por asomo por una loba o un lobisón.

Se calmó un poco cuando notó que su cuerpo se relajaba y dejó de hacer presión, pero continuó acariciándolo y abrazándolo, le gustaba demasiado tocarlo y ya había pasado muchos meses conteniéndose como para detenerse ahora.

—Entonces, ¿qué es? —le preguntó con un tono inseguro.

Sonrió y le mordisqueó la oreja, sintiéndose mucho mejor al sentir cómo el doncel se estremecía bajo su cuerpo.

—¿Recuerdas… que una noche… me contaste todas las fantasías sexuales que tenías?

Naruto volvió a tensarse, pero supo que no era por miedo, sino por vergüenza, a juzgar por el adorable sonrojo que cubrió todo su cuerpo.

—Oh, no —maldijo.

—Oh, sí —gruñó Sasuke antes de lamerle la oreja. Tal y como esperaba, su rubio gimió y se contoneó un poco contra él, haciendo que él ronroneara complacido—. Tengo un propósito que cumplir antes de que termine el año, ¿quieres saber cuál es? —le preguntó en voz baja y seductora antes de mordisquearle el cuello.

—¿Cuál? —jadeó Naruto.

Sasuke sonrió y susurró en su oído:

—Hacer realidad todas y cada una de esas fantasías que tienes en tu cabecita. —Ronroneó, excitado por cómo su rubio se estremeció y cómo el aroma de su pasión inundaba la habitación, cada vez más fuerte. Le encantaba saber que era tan capaz de despertar su deseo y de un modo tan salvaje, podía oler lo mojado que estaba y lo necesitado que estaba de que le diera placer. Dispuesto a dárselo, se apartó lentamente de él, ascendiendo por su cuerpo, dejando que su piel rozara la suya—. Lo que voy a hacer ahora… es cumplir una de ellas… Confía en mí y relájate.

Fue plenamente consciente de cómo el doncel temblaba, expectante. Sin querer hacerle esperar más, y sin poder aguantar más tiempo, se inclinó tras su cuerpo, apoyando los codos dentro de sus piernas para mantenerlas bien separadas, agarró sus muslos para evitar que se alejara de él y, después, deslizó su lengua por su entrada.

Su pequeño y caliente humano lanzó una mezcla entre grito y gemido y se sacudió a causa del placer. Fue tan intenso que su primer impulso fue apartarse, pero Sasuke, ahora que por fin había probado su dulce y adictivo saber, no tenía intención de dejarlo escapar, por eso apretó suave pero firmemente sus muslos, como una advertencia para que no fuera muy lejos.

—No te vayas, Naruto —le pidió con una voz casi inhumana. Su lado animal estaba cerca de la superficie, a los lobos les encantaba lamer a sus parejas, quedar impregnados con olor y su sabor, y eso era justo lo que ansiaba. Además, cada vez que Naruto se había tocado y había olisqueado sus humedad, se le había hecho la boca agua con tal solo pensar en cómo se sentiría si lo probaba, a qué sabría.

Ahora lo sabía. Y era mil veces mejor de lo que había soñado.

Los jadeos de su rubio lo distrajeron y le ayudaron a mantener el control.

—Sasuke… Se siente…

—Fuerte, ¿verdad? —ronroneó y, incapaz de resistirse más, volvió a lamer su entrada, gruñendo salvajemente al volver a inundar su paladar con aquel delicioso sabor. Naruto también gritó, presa del placer—. Joder, Naruto, me encanta verte así… Solo de pensar en cómo te sentirás cuando te folle con mi lengua me pongo duro…

Al oír eso, su doncel se tensó y lo miró por encima del hombro.

—¡Espera!, no podré soportarlo…

Sasuke sonrió con malicia y le masajeó el interior de los muslos, sabiendo que eso lo excitaría. Su teoría se confirmó cuando notó cómo sus piernas temblaban.

—No tienes que soportar nada, Naruto —le dijo con más suavidad, aunque su voz aún sonaba muy ronca—. Solo déjate llevar y disfruta —dicho esto, y antes de que su pequeño compañero pudiera replicar, volvió a inclinarse sobre su trasero y lo penetró con la lengua.

Por un instante, perdió el contacto con la realidad; su Naruto estaba muy mojado, y era irresistiblemente caliente y estrecho, más que cualquier loba o lobisón que hubiera probado nunca. Deslizó su lengua más adentro, tanto como pudo, disfrutando del fuerte sabor de su placer y los eróticos gritos que se le escapaban cada vez que se retiraba y volvía a embestirlo. No tardó mucho en conseguir que se corriera; él sabía muy bien lo mucho que les gustaba a los donceles que un varón mimara esa zona de su cuerpo, la más sensible de todas, y encima era la primera vez que alguien se lo hacía a Naruto. Se sintió muy posesivo al darse cuenta de que él era el primero en darle placer de esa forma, en saber que ni siquiera el imbécil de su ex había sido capaz de satisfacerlo en ese aspecto, el muy idiota nunca mostró interés en ninguna de las cosas por las que su rubio sentía curiosidad.

Pero él era diferente. Los lobos hacían cualquier cosa por sus parejas, estaba en su naturaleza estar muy en sintonía con sus necesidades, por no decir que podían oler las emociones. Así que, si Naruto estaba triste, él lo consolaría y le ofrecería un hombro en el que llorar y su apoyo incondicional, si estaba furioso con alguien, le ayudaría a enterrar su cadáver si era necesario (a pesar de que sabía que su doncel era demasiado bueno para hacer daño a alguien), si cualquier gilipollas le hería física o emocionalmente, lo haría pedazos, y si en algún momento percibía el olor de su lujuria, lo follaría contra una pared hasta que estuviera completamente satisfecho.

Por el momento, le demostraría que era muy capaz de satisfacer sus necesidades. Al principio, él tenía que pelear para cortejar a una loba o un lobisón pero, con el paso de los años, ganó fama entre ellos por ser un gran amante y resultó que, al final, eran ellos los que luchaban entre sí para llamar su atención. Así que se sentía confiado en su experiencia para complacer a Naruto, lo único que temía era descontrolarse y ser demasiado brusco con él, era consciente de que su rubio era un frágil humano y lo último que quería era hacerle daño sin querer.

Por eso se estaba tomando su tiempo antes de hacerle el amor, quería que estuviera muy preparado para él. De modo que, en cuanto Naruto terminó de correrse, retiró su lengua y le metió dos dedos hasta el fondo con una única embestida, haciéndole chillar otra vez, luego los retiró y lo penetró con la lengua otra vez. Jugó con su sensible y excitada entrada un buen rato, combinando los dedos y la lengua en un ritmo frenético, una caótica danza que dejó a su pequeño doncel retorciéndose en la cama y arañando las sábanas mientras que él gruñía salvajemente, haciendo vibrar su lengua para darle más placer y con la polla hinchada por el deseo de follarlo.

Cuando se corrió otra vez, supo que estaba al borde de su autocontrol, y que no podría volver a darle placer sin que su lado animal tomara las riendas, por lo que se apartó del rubio y se arrodilló sobre la cama, preparado para su próximo movimiento.

Por otro lado, Naruto sentía que en cualquier momento colapsaría; sus piernas temblaban tanto que no comprendía como podía mantener su trasero en alto, su corazón latía fuertemente contra sus costillas, notaba su piel en llamas y nunca en su vida había estado tan mojado, caliente… y satisfecho. Era el mejor sexo de su vida, y eso que Sasuke todavía no le había follado. Quería que lo hiciera; pese a que estaba un poco más tranquilo por los increíbles orgasmos que le había dado, aún quería sentirlo dentro de él.

Las grandes y varoniles manos de Sasuke le acariciaron los costados antes de levantarlo con delicadeza. Naruto se dejó hacer, permitiendo que lo colocara de rodillas sobre su regazo y apoyó su espalda contra su pecho. No tardó en sentir sus manos explorando su plano vientre antes de ascender por su pecho mientras su nariz le frotaba el cuello. Se había dado cuenta de que lo hacía mucho, debía de ser algo propio de lobos para mostrar afecto.

Esa era otra cosa que amaba de Sasuke, no solo tenían sexo, sino que también le brindaba cariño, le demostraba que no era solo algo físico, que para él era mucho más importante que eso. El cerdo de Bankotsu nunca se molestó en hacer algo así.

Queriendo corresponderle, levantó una mano y la echó hacia atrás para poder acariciarle una mejilla, notando de repente una suave mata de pelo. Sorprendido, giró la cabeza para poder mirarlo, dándose cuenta de que a Sasuke le había crecido pelaje en las mejillas y en parte del cuello. Este le dedicó una mirada culpable.

—Lo siento, me crece cuando estoy muy excitado. Dame un segundo para que me calme…

Naruto negó con la cabeza y volvió a tocarle el pelaje. Era suave y agradable al tacto, se sentía diferente de cuando era un lobo completo, entonces era más áspero y grueso, creado por la naturaleza para proteger al animal del tiempo atmosférico.

—Sasuke, no me importa.

Este parpadeó, sorprendido.

—¿De verdad?

Él le sonrió cálidamente.

—Eres mi Sasuke. Seas hombre o lobo, tengas pelo en la cara o no, sigues siendo mi Sasuke… y te quiero tal y como eres.

Vio en sus hermosos orbes negros que había logrado emocionarlo antes de que se inclinara y lo besara profunda y tiernamente. Naruto le devolvió el beso con la misma dulzura al mismo tiempo que seguía acariciando los mechones de su rostro con cariño.

—Gracias —murmuró contra sus labios—. Significa mucho para mí.

Naruto le besó otra vez y luego frotó su nariz contra la suya.

—Solo te pido que no te conviertas en lobo cuando lo hagamos, ¿vale? Eso ya es demasiado.

Sasuke soltó una risilla y correspondió su gesto.

—No te preocupes, mi especie suele tener sexo en forma humana, es más placentero. Me crecerá pelo en la cara y la espalda como mucho.

—Entonces está bien. —Naruto lo aceptó sin problema y después rio un poco—. En cierto modo es una ventaja, así sabré cuándo estás excitado.

Su lobo ronroneó y le mordisqueó la oreja.

—Llevaba mucho tiempo deseando tenerte así… —dicho esto, le besó suavemente la curva del cuello, ascendiendo poco a poco hacia su mentón—. Te recompensaré por esto…

—Sasuke, no tienes que…

—Quiero hacerlo —lo interrumpió este. De repente, le separó las rodillas con las suyas, dejando su trasero sobre su regazo, contra el cual notó el duro miembro de Sasuke, que se frotaba incitantemente contra sus nalgas, como si se burlara de él. Después, colocó sus brazos hacia atrás para rodearle el cuello—. Además, te he dicho que cumpliría todas tus fantasías antes de que terminara el año… por lo que tenemos que ir eliminando unas cuantas.

Naruto jadeó al reconocer cuál de todas sus fantasías pensaba hacer realidad. Una vez más, el deseo se apoderó de su cuerpo mientras su sexy hombre lobo jugaba vilmente con sus pezones, sumiéndolo en un intenso anhelo por ser follado. Incapaz de esperar, frotó sus nalgas contra el miembro de Sasuke.

—Sasuke, por favor…

Este gruñó en su oído, haciendo que su piel se erizara.

—Como quieras.

Sus manos abandonaron su pecho y fueron hacia abajo, dejando un rastro de fuego sobre su piel, hasta que una de ellas alcanzó entre sus piernas y envolvió su pene con cuidado. Jadeó y trató de mover las caderas, ansiando sentir sus caricias sobre esa parte, pero Sasuke usó su otro brazo para rodear su cintura y mantenerlo pegado a su cuerpo. Instintivamente, apartó sus brazos del cuello de su amante, pero este lanzó un profundo gruñido.

—Deja tus manos donde estaban.

—Pero…

Los dedos de Sasuke se movieron sobre su duro miembro, interrumpiendo lo que quiera que iba a decir para soltar un largo y agudo gemido.

—¿Lo ves? —ronroneó contra su oreja antes de lamerla—. Ya te tengo, te prometí que haría realidad tus fantasías y estoy a punto de cumplirlo… ¿Quieres que lo haga? ¿Quieres que te folle así?

—¡Sí! —jadeó Naruto, incapaz de sentir otra cosa que las caricias de Sasuke sobre él y desesperado porque le hiciera suyo de una vez.

Lo oyó gruñir fuerte, y le pareció notar que le crecía más pelo una de las mejillas. No importaba, no mientras acabara dentro de él.

—Pues mantén las manos donde las he puesto antes… y te juro que no te haré esperar más. Yo tampoco puedo contenerme más —añadió antes de morderle en el cuello.

Esta vez, gritó. No le había clavado los dientes, pero la sensación de sus largos colmillos sobre su piel sensible le produjo un calambrazo de placer. Sin dudarlo, volvió a echar los brazos hacia atrás, rodeando su cuello y hundiendo los dedos en su espeso cabello negro, acariciándolo como sabía que le gustaba.

Su recompensa fue un feroz rugido que sonó más a animal que a humano, seguido de una fuerte embestida que alcanzó el punto más erógeno de su ser, haciéndole gritar de puro gozo. Después de eso, no fue capaz de hilar un pensamiento coherente, solo podía sentir cómo su lobo lo poseía con fuerza mientras lo masturbaba sin piedad, logrando que se corriera prácticamente al instante e, incluso así, siguió follándole con pasión, añadiendo grandes dosis éxtasis a su potente orgasmo, por lo que alcanzó una vez más la cima entre gritos de placer.

Se perdieron el uno en el otro, en el calor de su unión que sellaría su destino para siempre, uno en el que ambos se mantenían juntos, en el que se pertenecían el uno al otro sin restricciones ni prejuicios. Sasuke era todo lo que Naruto había soñado para él alguna vez, incluso sin ser humano, y el lobo había encontrado en ese doncel algo que no buscaba pero que era justamente lo que necesitaba, un amor tierno y sincero, alguien que lo amara pese a las diferencias entre ambos.

Cuando el rubio se corrió por tercera vez, Sasuke se dejó llevar por la lujuria y aulló mientras derramaba su caliente semilla en el interior de su compañero. Tras un par de embestidas más, se sentó sobre sus rodillas y atrajo a Naruto contra su cuerpo, abrazándolo con fuerza y hundiendo el rostro en el hueco de su cuello para aspirar el dulce aroma de su deseo ya satisfecho. Se puso a ronronear cuando este pasó las manos por su nuca y sus hombros para después bajar por sus musculosos brazos y devolverle el abrazo como pudo.

—¿Ya lo has comprendido? —le preguntó Sasuke mientras jadeaba—. ¿Ya sabes lo que quiero?

Naruto le sonrió.

—Sí.

—¿Y te parece bien? —El rubio asintió y el lobo lo estrechó fuertemente contra su pecho mientras le besaba la cabeza—. Bien. Ahora tú eres mío y yo soy tuyo. Vas a ser muy feliz conmigo, Naruto, te lo prometo.

Este giró la cabeza y le dedicó una dulce sonrisa.

—Me has hecho feliz durante estos meses, Sasuke. Sé que nos irá bien.

El lobo dejó escapar un suave gruñido y lo besó profundamente. Todavía tenían algunos detalles que aclarar, había cosas que Naruto necesitaba saber de los hombres lobo, pero tenía la seguridad de que Sasuke era mil veces mejor que Bankotsu y, si había sido genial vivir con él siendo solo su compañero, no le cabía la menor duda de que como novio iba a ser mucho mejor.

1 comentario:

  1. Siguiendo la historia, algunos errores de ortografía pero la narración muy amena. Saludos

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